Muchas veces la idea de verse y sentirse bien se confunde con la de tener el cuerpo perfecto para ser admirados por los demás. Eso crea la exigencia de someterse a un fuerte entrenamiento, cuyos efectos son más negativos que positivos.
Por lo general, las personas que desean ponerse en forma y empiezan a practicar una actividad física no saben cuál es su régimen ideal. Las más estimuladas por tener una mejor apariencia se ejercitarán más de la cuenta, poniendo en riesgo su salud y hasta la propia concepción de una figura envidiable.
El sobreejercicio o exceso de ejercicio ocasiona daño muscular (rabdomiliosis) y hace más lento el desarrollo de los tejidos, lo cual suele ser mayor en quienes no están acostumbrados a estirar mucho los músculos.
Si a ello le sumamos un training tan intenso que impida al cuerpo recuperarse como es debido, entonces se incrementa la probabilidad de problemas cardiacos y circulatorios. Asimismo, el riesgo de no volver a entrenar por un buen tiempo, perdiendo la condición física que teníamos.
Por otro lado, el ejercicio excesivo también afecta la salud emocional, ya que disminuye cantidad de endorfinas, especie de calmantes naturales elaborados por el cuerpo y cuya baja produce sensaciones de depresión, agitación y angustia.
Lo más saludable es no obligar al cuerpo a sobrepasar su capacidad física. Hay que prepararlo poco a poco para que gane fuerza y resista mejor el aumento de la dificultad. Sobre todo los que recién inician su entrenamiento requieren un día de descanso entre sesión y sesión para sacarles el máximo provecho y disfrute, pues el ejercicio también debe ser divertido.
Fuente: Muy delgada.com
Imagen: Eating Disorders Advisor
Tags Blogalaxia: Salud, Actividad Física, Ejercicio Excesivo.
Aldo
20 agosto 2009
que buena informacion, sirve de mucco, en especial a la gente que hacemos ejercisio diario por mas de dos horas, pues ya con esto tendre que planear mi ritmo, graciass