Nuevas Enfermedades en el Trabajo: Síndrome de Burn-Out

En el campo de la salud ocupacional (o sea, la que tiene que ver con la vida profesional o del trabajo) nuevas enfermedades van apareciendo de cuando en cuando. Una que ha sido diagnosticada y reconocida por la medicina hace poco es el síndrome de Burn-out (la traducción literal sería “consumirse”), también llamado Síndrome de Tomas.

Esta enfermedad afecta principalmente a los profesionales de vocación, es decir, que eligieron libremente una profesión y la practican con toda la entrega posible, como deportistas o artistas. También en profesiones que tienen que ver con el servicio a los demás como policías, maestros, médicos, psicólogos y terapeutas.

Esta enfermedad no tiene que ver con la falta de dinero o tiempo, ni con la fatiga, sino con altas expectativas no cumplidas. Los expertos han alertado que puede producirse cuando la persona comienza con la carrera creyendo que puede lograrlo todo y poniéndose metas irreales. Conforme pasa el tiempo, al no ver sus metas cumplidas o al ver que no pueden solucionar los problemas de otros (en el caso de los médicos, policías, etc.) comienzan los primeros síntomas de la enfermedad.

Para aprender a identificarla y prevenirla vamos a conocer sus fases y síntomas:

• 1era etapa: Idealismo: La persona está extremadamente emocionada con su carrera y vuelva toda su vida y energía en ella. Hace mucho trabajo extra porque lo desea. Es obsesiva con el trabajo y éste se convierte en todo su mundo.

• 2da etapa: Estancamiento: La persona comienza a darse cuenta de que sus expectativas no están siendo llenadas y empieza a creer que necesita un cambio urgente en el ámbito laboral y en su vida en general. Pierde el idealismo y energía en esta etapa.

• 3era etapa: Apatía: La persona no invierte tiempo en el trabajo, comienza a volcar sus frustraciones en sus clientes o pacientes, puede haber una peligrosa pérdida de autoestima, no hay más retos y una constante pereza.

• 4ta etapa: Alejamiento: La persona se aleja del trabajo y hasta de la profesión. Su frustración y baja autoestima puede repercutir en sus relaciones sociales y familiares y también en su estado de salud como dolores musculares, jaquecas, pérdida de visión, problemas con el sueño, inapetencia sexual, hipo o hipertensión arterial, dislipidemias (triglicéridos o colesterol alto) y un sinfín de afecciones más.

¿Cómo se evita? La clave está en mantener los pies en el suelo. Ser consciente de nuestras capacidades y limitaciones, tanto internas (habilidades, cualidades) como externas (ambiente, trabajo, leyes, etc.) Aprendiendo a superarnos de una manera saludable y reconociendo que los fracasos son sólo oportunidades para aprender.

Si sientes que puedes estar sumergida en una enfermedad como está, también puedes optar por buscar consejo profesional. Jamás está de más.

Fuente: Revistaciencias.com

Imágenes: Blackpoliticalthought, Ideal, Healthsciencetechnology

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