Hay una época en la vida en que estás muy emocionada, pues acabas de concluir una gran etapa y ahora te preparas para ser una experta en esa rama que tanto te gusta, pero antes, un detalle: hay que ingresar a la universidad, lo que significa que debes estudiar como nunca en tu vida y tus niveles de estrés están más altos que la radiación en Japón
¿Es tu caso? O tal vez es un nuevo año y sientes que no entiendes nada, ¿corres real peligro de fallar un curso? ¿Estudiando un postgrado y tienes que alternar el trabajo con el repaso constante de las lecciones? ¿Tienes problemas para concentrarte? ¿No recuerdas lo que has estudiado?
Pues bien, ¡tranquila! Respira. Aquí haremos una serie de tres artículos en los que aprenderás los secretos alimenticios que te ayudarán a tener más concentración y claridad mental, así como tranquilidad para poder asimilar lo que estudies.
Primero vamos a aprender tres cosas que tu cerebro necesita para funcionar al máximo:
- Sangre en el cerebro
Es lo que más necesita para funcionar al máximo, pues la sangre lleva oxígeno y permite que el cerebro esté súper alerta. Sucede que cuando comemos, el cuerpo envía mayores volúmenes de sangre al estómago y alrededores para digerir los alimentos, disminuyendo el flujo que va al cerebro, y esto es lo que hace que nos sintamos somnolientos después de un almuerzo copioso.
Pero lo que menos quieres es sentirte aletargada o somnolienta cuando tienes montones por estudiar, ¿verdad? Y al mismo tiempo necesitas alimentos para poder concentrarte y evitar que la glucosa en tu cuerpo baje y por lo tanto… también te quedes dormida. ¡Qué paradoja! No te preocupes, la solución es simple: fraccionar la comida.
Este es el principal combustible del cerebro. El cuerpo la obtiene de los alimentos ricos en carbohidratos y azúcares. Míralo así: imagina una cadena; la cadena simboliza a los carbohidratos complejos (los encuentras en los cereales, tubérculos, menestras) y los eslabones son la glucosa.
La encuentras como tal en las frutas y en los dulces procesados, como caramelos, chocolate, etc. La glucosa es dulce, pero cuando está en cadena, no. La diferencia es que cuando está ya como glucosa, tu cuerpo no trabaja mucho para obtenerla, en cambio, cuando está en cadena, tu cuerpo tiene que “desarmar” la cadena en sus eslabones para poder usarlos en la alimentación de tu cerebro.
Vamos a hablar sobre cómo balancear ambos procesos para favorecer el funcionamiento de tu órgano inteligente en un siguiente artículo…
Fuente: Propia
Imágenes: usuario Flickr tapasparida, moneysmart.gov.au
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