Muchas veces nos hemos encontrado en la situación en la cual estamos en una reunión social y de pronto comienzan a pasar las rondas de bocaditos. Nos sentimos tentados de probar las frituras, aunque sabemos que no debemos hacerlo, nuestro sentido común – que es muy sabio y sabe que lo deseamos – crea una pequeña mentira para nosotros: «Puedo comerme uno y hacer más ejercicio en el gimnasio después«.
Esa es una de las excusas más comunes y racionales que existen, porque pareciera que no hubiera peligro posterior. Sin embargo, aquí lo que fallamos es a la disciplina: la piedra angular del éxito de la dieta.
Si bien las dietas se asocian principalmente a las mujeres, es cierto también que muchas personas, a partir de los 25 años, comienzan a dejar de prestarle atención al cuidado físico para darle más tiempo a otras responsabilidades adquiridas por la edad: el trabajo, la familia, el dinero, etc. Por ello, venimos a hablar de la importancia de la disciplina.
Como todo en esta vida, la disciplina es un hábito de vida. Los hábitos pueden ser buenos o malos y se adquieren en los años de formación de la personalidad, como son la adolescencia y la juventud temprana. Sin embargo, estos hábitos entran en conflicto cuando entramos a la vida adulta debido a que muchos de ellos se vuelven incompatibles con el ritmo del horario laboral. Por ejemplo: muchos dejan de ir al gimnasio debido a que no encuentran un horario que les acomode con el trabajo o, si lo hacen, descuidan las responsabilidades familiares.
La solución más fácil, la cual es avalada por alegatos especiales de nuestro sentido común, es el adquirir malos hábitos para ganar tiempo: comer comida chatarra fuera de horas para ganarle tiempo a la hora del almuerzo. Esto tiene un efecto nocivo en la salud, ya que hace que adquiramos problemas cardiovasculares y, en los hombres, cáncer de próstata.
Por ello, se necesita una gran fuerza de voluntad para poder darse un tiempo para sí mismo, ya que fallar en los hábitos alimenticios hará que desarrollemos enfermedades crónicas e incapacitantes que afecten en gran parte a los adultos, ocasionando un efecto “bola de nieve”, ya que si nos enfermamos no podríamos trabajar e incumpliríamos con todas las responsabilidades que hemos adqurido. Recuerda que la dieta es una responsabilidad contigo mismo.
Imagen: Ingorrr
Tags Blogalaxia: Dieta, Disciplina, Alimentación, Costumbres, Hábitos alimenticios.
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