Si eras una carnívora por excelencia, de esas que nunca podrían ser vegetarianas por el placer que les produce comer carne, es importante que te informes bien sobre las propiedades, ventajas y desventajas que tiene cada tipo de carne.
Todos los tipos de carne aportan especialmente proteínas, hierro y vitaminas. Pero debemos diferencias tres grandes grupos: las carnes blancas, las rojas y los pescados.
Los nutricionistas nos indican que el mayor consumo semanal debe ser de pescado, luego carnes blancas, y finalmente las carnes rojas. Es importante que siempre las acompañemos con verduras y no con hidratos de carbono para no engordar.
Las carnes rojas son la de vaca, y es tanta la variedad de cortes que muchas veces no sabemos cuál comprar. Para cuidar tu figura y tu salud, siempre debemos preferir las carnes magras, entre ellas se encuentran: el lomo, el matambre (siempre que esté bien desgrasado), peceto, bola de lomo, vacío, nalga y cuadril. Recuerda retirar la grasa que pudieran tener estas carnes antes de cocinarlas. Las formas de cocción más saludables son a la plancha, el horno o la parilla.
Entre las carnes blancas debemos incluir al conejo, el pollo, el pavo, el pato y el cerdo (aunque algunos lo incluyen dentro de las carnes rojas). El conejo, el pollo y el pavo (sin piel), son considerados magros y además son alimentos aptos para toda dieta, no solo de descenso de peso sino para personas con problemas de salud; el pato, por el contrario, contiene bastante cantidad de grasa. Respecto al cerdo, debemos elegir el solomillo y evitar la bondiola.
El pescado, por su parte, contiene la carne más sana del mundo. Su aporte calórico es muy bajo y además contiene Omega 3. Es considerado un alimento protector del corazón y de la buena circulación. Lamentablemente, en muchos países no se le consume con la frecuencia que se debería (2 a 3 veces por semana).
Fuente: Alimentación-Sana.
Imagen: RecetasCocinaArgentina.
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