El universo de los tés es sumamente apasionante, sobre todo si lo relacionamos con los beneficios que estos le aportan a la salud. Existe una gran variedad de ellos y cada uno tiene su indicación específica. Hoy hablaremos particularmente del té blanco, un té descubierto recientemente, que se produce en las altas montañas de China.
En torno a él, existe una leyenda que afirma que su ingesta, contribuía a la inmortalidad y que solo podía tener acceso a él el emperador y sus allegados.
El té blanco se obtiene de los brotes del té verde antes de que los mismos se abran, y es en esta parte de la planta, en donde se concentran todos los nutrientes. Su color es verde pálido, y se encuentra recubierto por un fino vello blanco.
Como ocurre con tantos otros tipos de té, hace falta miles de brotes para obtener una pequeña cantidad de té blanco, por ello creo que solo los chinos pueden tener la paciencia necesaria para producirlo.
Además de su agradable sabor, el té blanco, tiene varias propiedades beneficiosas para el organismo.
- Por su alto contenido en flúor, protege contra las caries.
- Es altamente energético, combate la fatiga física.
- Aumenta la capacidad de concentración y la memoria.
- Es diurético.
- Ideal para dietas, ya que aporta muy pocas calorías y favorece la eliminación de grasas.
- Baja los niveles de colesterol y triglicéridos.
Además, es útil saber que contiene mayor concentración de polifenoles en relación con el té verde. Los polifenoles son potentes antioxidantes que ayudan a elevar nuestras defensas, a combatir el envejecimiento celular y a reducir las posibilidades de desarrollar cáncer.
Por su menor concentración en cafeína, está indicado sobre todo para personas nerviosas. Se puede conseguir en dietéticas, herboristerías y en tiendas naturales, aunque es muy probable, dado su reciente descubrimiento, que en muchos países aún no se lo consiga.
Fuente: EnBuenasManos.
Imagen: PlataformaSinc.
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