
Si por naturaleza nos tensionamos con facilidad, puede llegar un momento en que no aguantemos más y explotemos a tal punto de perder el autocontrol. Esta “explosión” es lo que comúnmente se conoce como crisis de nervios o colapso mental, que supone un ataque repentino de ansiedad, la emoción que experimentamos frente a algo que nos preocupa o atemoriza, sea real o inventado.
A pesar de su intensidad y de que nos cause una gran impresión -sobre todo si es la primera vez que pasamos por algo así-, una crisis de nervios no dura para siempre. Puede tomar solo algunos minutos o varias horas, dependiendo de la capacidad de la persona para desarrollar mecanismos de control y, en el peor de los casos, de la administración de medicamentos (inyecciones y pastillas sedantes).
Para superar una crisis de este tipo hace falta encontrar un modo de desfogar la tensión acumulada. Al comienzo puede ser útil gritar -que es una reacción natural-, pero poco a poco se debe encontrar otras formas de aquietar el ánimo. Por ejemplo, arrugando un papel o tela con los puños cerrados o también haciendo pequeñas bolas de papel con la yema de los dedos.
Paralelamente, se debe disminuir la agitación con ejercicios de respiración jadeante (inhalaciones y exhalaciones en forma rápida y entrecortada) y de tipo abdominal, que consiste en absober el aire por la nariz, llenar los pulmones e inflar el abdomen con él y botarlo lentamente por la boca.
Cuando nos sintamos un poco más relajados, hay que sentarnos o echarnos y, con los ojos cerrados, contar hasta cien o un número mayor, de modo que nos olvidemos de lo que originó la crisis y no tengamos una recaída. De preferencia, debemos tomar una siesta previa infusión de hierbas (por ejemplo, manzanilla o hierba luisa).
Fuente: Wkipedia, Centro A.P. Blog Psicólogos y Psicoterapeutas Monterrey N.L.
Imagen: BBC Home
Tags Blogalaxia: Salud, Problemas Emocionales, Ansiedad, Crisis De Nervios.
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